El Real Madrid consiguió su trigésima victoria de la temporada, esta vez en la Euroliga ante el Bayern Múnich por 111-87, después de volver a sus orígenes tras un flojo comienzo y de que los alemanes despertaran a la bestia para salir destrozados.
El Real Madrid se dejó el guión del partido en casa y saltó a la pista flojo, sin ritmo y sin defensa ante un debutante en la máxima competición continental, el Bayern Múnich, que jugó como todo un veterano.
El principal damnificado fue Sergio Llull, que, en su afán por tapar agujeros defensivos, y algún que otro socavón, se tuvo que ir al banquillo con tres personales con poco más de seis minutos de partido disputado (9-16).
En ese momento el equipo tomó conciencia de que había que volver a los orígenes, a defender, a correr, a imponer el ritmo y a llevar la iniciativa en el juego. Es decir, un cambio radical.
El primer cuarto acabó con un 17-24 hiriente. Dos triples, de Mirotic y Rudy Fernández, en el primer minuto del segundo cuarto (23-24) indicó que los jugadores del Real Madrid habían tomado nota de la situación.
El cambio de actitud de los españoles propició que volviera la defensa y que hubiera lucha, forcejeo, igualdad y más de alguna decisión arbitral discutible y discutida.Pero cambiar dinámicas en mitad de un partido nunca es tarea sencilla y menos si el rival es capaz de anotar 8 de 12 triples hasta el descanso, con especial mención para Lucca Staiger (4 de 5) y Robin Benzing (2 de 2).
El Madrid le vio las orejas al lobo y se puso a trabajar aprovechando los ramalazos de calidad del 'Chacho' Sergio Rodríguez autor de un triple desde ocho metros en los últimos segundos que permitió al Real Madrid marcharse a vestuarios con una exigua victoria parcial, 48-47.
La vuelta a la pista fue como el día y la noche. El Real Madrid decidió aplicar la misma medicina al Bayern y en apenas dos minutos y medio le endosó un parcial de 14-3 con dos triples de Rudy y otro de Llull, 62-50.
El colmillo del Real Madrid se fue afilando por momentos al tiempo que volvía el brillo en los ojos de los jugadores. Con Rudy como abanderado, el mejor Madrid estaba de vuelta, dispuesto a dejar claro al novato de la competición quién es el equipo que más veces ha alzado la Copa de Europa, ocho, en toda la historia.
La veintena de puntos de diferencia, 84-64, llegó a falta de un minuto y medio para el final del tercer acto, que concluyó con un 89-68, después de un parcial claro y rotundo, 41-21.
El estadounidense del Bayern Malcolm Delaney (4 de 7 en triples) demostró su calidad en el Palacio, pero con el partido ya decantado el Real Madrid se dedicó a intercambiar canastas hasta el 111-87 final. El Bayern despertó a la bestia y salió destrozado en la trigésima cita con la victoria, esta temporada, del Real Madrid.
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